De: <info@formarse.com.ar>
Fecha: 13 de mayo de 2012 15:23
El
zen nos conduce al conocimiento que no se rige por las leyes ordinarias
del pensamiento ya que es independiente de los pares de opuestos, capta
la esencia de las cosas habiendo trascendido los opuestos con una mente
desnuda de asociaciones mentales, pero alerta.
Hay que vivir aquí-ahora-esto con la mente lúcida. El zen es la vida misma.
Tienes que tener en cuenta que la realidad no puede ser percibida mientras los pares de opuestos no hayan sido trascendidos.
Hay
que limpiar la mente de ideas, conceptos, juicios, opiniones. El
mensaje esencial es tener la mente activada sin apegarse a nada.
SE TRATA DE VIVIR LA UNIDAD SIN DUALIDAD, SIN DIVISION, ES DECIR, SIN CONFLICTO
Sólo
una mente integrada se sitúa más allá de todo conflicto y refleja las
cosas como tales. Cuando la mente es silenciada puede percibir sin
confusión y podrá conocer el secreto de la existencia.
Vivir
la vida, ser uno mismo, experimentar, sentir sin discriminar.. La mente
nueva no analiza, compara o diferencia. Percibe, permanece receptiva,
toma consciencia, no adultera lo que se refleja en ella, no atrapa, no
rechaza, es una consciencia no discriminativa por tanto no condicionada.
La
mente nueva vive el el aquí y ahora con una TOTAL ACEPTACIÓN DE LO
INEVITABLE de ese ahora, sin dejarnos atrapar, y vivir plenamente el
ahora exige una TOTAL INDEPEDENCIA RESPECTO A NUESTRAS EMOCIONES.
Hay que mantener un estado de ánimo incoloro, neutral. La píldora espiritual es permanecer ecuánime en cualquier situación
LA
TRANQUILIZADORA ACEPTACION DE TODAS LAS COSAS NOS LIBERA DEL CONFLICTO.
ACEPTAR LO INEVITABLE Y AHORRARÁ UN SUFRIMIENTO INNECESARIO. Se
pretende no hacer ninguna concesión al mundo dual, para ello hay que
someter a la mente a un entrenamiento estricto.
Cuando
la mente discriminativa es silenciada podrás experimentar la auténtica
realidad. El zen es la experiencia de cada día, concentrándonos en lo
que estamos haciendo, no dejando a la mente vagar. Se vive sin deseos ni
temores imaginarios.
Todo
ser humano lleva dentro su propia cárcel, para el zen esa cárcel está
en la mente Hay que evitar que la mente quede atrapada por la incesante
dinámica de los pares de opuestos y centrarnos en lo que estamos
haciendo. TODO DEBE SER ARROJADO DE LA MENTE EXCEPTO LO QUE ESTAMOS
HACIENDO EN ESTE MOMENTO
Nuestro objetivo es el silencio interior y la máxima receptividad de la mente.
Es
necesario llegar a una percepción experimentada, no intelectualizada
sino vivenciada en la que vida y muerte, luz y oscuridad, placer y
sufrimiento se complementan e implican recíprocamente y aceptar que uno
lleva consigo al otro irremediablemente.
Cultivando
un estado interior de plácida neutralidad, con la mente limpia de
conceptos y condicionamientos, con una consciencia clara de nosotros
mismos y lo que nos rodea, sin vanas preocupaciones ni miedos ¿No es
acaso lo único que podemos hacer?
La
vida es una larga serie de ahoras. Abrir la mente y recibir sin
conservar, sin aprobar o desaprobar. Para ello hay que observar los
pensamientos sin identificarnos con ellos ya que ellos generan emociones
las cuales colorean nuestra visión y la adulteran.
Con
la aceptación de lo inevitable eliminamos el conflicto, al ir dejando
marchar los pensamientos negativos, los miedos, cesando la búsqueda
incesante del placer, la mente se va liberando y el desapego comienza a
aparecer
CON EL ZEN ADQUIRIMOS LA HABILIDAD DE SER ACTOR O ESPECTADOR según LAS CIRCUSNTANCIAS LO REQUIERAN.
Hay
que abismarse en la profunda soledad interior, vaciar la mente, estar
atento y lúcido y aunque en el exterior nuestra vida parezca la misma,
nos parecerá completamente diferente.
El
zen se basa en la simplicidad espontanea, abandonarnos completamente al
aquí y ahora, al instante y cualquier cosa que hagamos se convierte en
un momento significativo, en una ceremonia.
La
actitud zen es la entrega interior al instante con toda naturalizad, la
mente vacía de elaboraciones mentales, totalmente alerta.
Lo
que se busca es percibir las cosas como tales, es decir, penetrar en su
esencia, sólo así se produce una total comprensión pero para ello la
dualidad ha tenido que dejar de existir.
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