viernes, enero 27, 2012
martes, enero 24, 2012
¿Qué cambios quiero para este año?
¿Qué cambios debemos realizar en nosotros para llevar una vida ecuánime, una vida que pueda ser llamada dichosa?
Empecemos por cosas simples que podemos cambiar ya, en este momento, en este segundo.
Lo único que existe es el presente, si querés cambiar, hacelo ahora, es la mejor ocasión.
El cambio siempre es Ya mismo. Debemos fijar una cadena de prioridades en la vida. Hay que ser sincero con uno mismo y definir qué es lo que más nos interesa: familia, pareja, trabajo, rol social, búsqueda interna. ¿Qué es lo que uno más quiere?
Hay que ser verdaderamente honesto para que funcione.
No hace falta publicarlo ni la necesidad de contarlo.
Es un claro trabajo interno. Una forma práctica de ayudarse a expresarlo es tomarlo como un ejercicio, y con papel y lápiz en mano, anotar de un lado de la hoja las cosas que más te gustan de vos y del otro lado las que no te gustan.
Estás sólo con tu intimidad. Sé franco. Los deseos que todavía te faltan llenar, anhelos fuertes que todavía están allí, agazapados.
En definitiva, ir por las prioridades.
¿Qué querés de la vida? Una por una. Por otro lado, ¿qué es lo que más te gustaría cambiar? Sólo una también para empezar.
¿Hay algo que te moleste de la vida que has estado llevando?¿Qué característica de tu personalidad no te agrada, y está pidiendo a gritos ser cambiada? Vamos a trabajar estas manchas, que desentonan en la imagen que ya tenés de vos mismo.
Con esa misma sinceridad, focalicemos aquello que nos gusta de nosotros.
Tenelo muy en cuenta porque te vas a aferrar a eso. Lo vas a hacer crecer, de un modo tan simple y bello, firme y claro, como para compensar la otra energía de la que te vas a liberar.
Por ejemplo, de vos te gusta, que sos optimista y positivo, pero por el otro lado, mentís mucho.
En esa misma proporción, en que hago crecer lo positivo, voy dejando de mentir.
Siempre va a haber algo que te eleve. Estás vivo, tenés la oportunidad de seguir recordando tu belleza interna y que sos un ser de luz, que nació para ser feliz.
Podés moverte por el planeta, proyectando tu amor y tu comprensión de que hay una energía superior que te ha creado, y que por ende heredaste esas mismas características. Hay gente a tu alrededor, despertando del mismo modo en que lo estás haciendo, y sería muy nutritivo recordarles a ellos también, el milagro de estar vivos y poder experimentar lo que aquí y ahora se puede.
Es una elección que estás haciendo en cada momento.
¿Qué mejor momento para empezar a practicar las elecciones de lo que quiero potenciar en mi, y de lo que quiero ir trascendiendo, que cuando comienza el día?
Podés elegir si tu día va a empezar de una forma miserable o de una forma bien alegre, calmo, creativo, audaz, lleno de imaginación y con una expresión de amabilidad y nobleza en tu rostro.
Es sólo un estado de atención, pero ese estado marca la diferencia entre la dicha y la desdicha.
¿Quién en su sano juicio quiere ser infeliz?
Gente divina, gracias por existir.
Claudio M. Domínguez
Empecemos por cosas simples que podemos cambiar ya, en este momento, en este segundo.
Lo único que existe es el presente, si querés cambiar, hacelo ahora, es la mejor ocasión.
El cambio siempre es Ya mismo. Debemos fijar una cadena de prioridades en la vida. Hay que ser sincero con uno mismo y definir qué es lo que más nos interesa: familia, pareja, trabajo, rol social, búsqueda interna. ¿Qué es lo que uno más quiere?
Hay que ser verdaderamente honesto para que funcione.
No hace falta publicarlo ni la necesidad de contarlo.
Es un claro trabajo interno. Una forma práctica de ayudarse a expresarlo es tomarlo como un ejercicio, y con papel y lápiz en mano, anotar de un lado de la hoja las cosas que más te gustan de vos y del otro lado las que no te gustan.
Estás sólo con tu intimidad. Sé franco. Los deseos que todavía te faltan llenar, anhelos fuertes que todavía están allí, agazapados.
En definitiva, ir por las prioridades.
¿Qué querés de la vida? Una por una. Por otro lado, ¿qué es lo que más te gustaría cambiar? Sólo una también para empezar.
¿Hay algo que te moleste de la vida que has estado llevando?¿Qué característica de tu personalidad no te agrada, y está pidiendo a gritos ser cambiada? Vamos a trabajar estas manchas, que desentonan en la imagen que ya tenés de vos mismo.
Con esa misma sinceridad, focalicemos aquello que nos gusta de nosotros.
Tenelo muy en cuenta porque te vas a aferrar a eso. Lo vas a hacer crecer, de un modo tan simple y bello, firme y claro, como para compensar la otra energía de la que te vas a liberar.
Por ejemplo, de vos te gusta, que sos optimista y positivo, pero por el otro lado, mentís mucho.
En esa misma proporción, en que hago crecer lo positivo, voy dejando de mentir.
Siempre va a haber algo que te eleve. Estás vivo, tenés la oportunidad de seguir recordando tu belleza interna y que sos un ser de luz, que nació para ser feliz.
Podés moverte por el planeta, proyectando tu amor y tu comprensión de que hay una energía superior que te ha creado, y que por ende heredaste esas mismas características. Hay gente a tu alrededor, despertando del mismo modo en que lo estás haciendo, y sería muy nutritivo recordarles a ellos también, el milagro de estar vivos y poder experimentar lo que aquí y ahora se puede.
Es una elección que estás haciendo en cada momento.
¿Qué mejor momento para empezar a practicar las elecciones de lo que quiero potenciar en mi, y de lo que quiero ir trascendiendo, que cuando comienza el día?
Podés elegir si tu día va a empezar de una forma miserable o de una forma bien alegre, calmo, creativo, audaz, lleno de imaginación y con una expresión de amabilidad y nobleza en tu rostro.
Es sólo un estado de atención, pero ese estado marca la diferencia entre la dicha y la desdicha.
¿Quién en su sano juicio quiere ser infeliz?
Gente divina, gracias por existir.
Claudio M. Domínguez
¿Cuál es mi Misión?
Esta pregunta está hoy en boca de todos, desde niños hasta ancianos que buscan su misión.
Es un dilema que ha estado vigente en la humanidad desde sus principios.
¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué rol cumplo en esta totalidad? ¿Qué importancia tengo en este universo, aunque soy tan pequeño?
Todos tenemos un propósito… cada semilla, ave, animal, cada humano, cada célula y estrella tienen un propósito por el cual existen. La existencia misma es un propósito: el movimiento; por más absurdo que parezca, el propósito que todos juntos tenemos, es el constante movimiento, nunca debe detenerse, nuestra misma naturaleza lo necesita, nuestros sueños nos impulsan en los momentos en que nos estancamos. Cuando la vida ha llevado a alguien a una monótona vida de oficina, de la cual sabe que no es su realidad, sus sueños son quienes muestran su propósito.
Nuestras habilidades, aquello en lo que somos buenos, nuestros hobbies, nuestras ideas, por más locas que sean, esos aspectos son los que están metidos en nuestra genética y personalidad, los cuales nos guían hacia nuestro propósito individual. Hay que hacer caso a aquello que sabemos y tenemos como habilidades, ellas son el camino hacia nuestra realización. La misión, no es un trabajo que cumplir, muchas veces podemos creer que nuestra misión puede ser dura, o algo que hemos pactado… pero en realidad, ella es nuestra propia realización como seres. En el proceso de realizar nuestra misión, la vida nos enseña las herramientas con las cuales la lograremos.
¿Cuáles son esas herramientas?
Tenemos dos tipos de herramientas para lograr el cumplimiento de nuestra misión: las positivas y las negativas. Ambas nos ayudarán.
Las positivas son las que mencioné antes: nuestras habilidades, nuestros hobbies, aquello que nos agrada o en lo que somos buenos. Esto nos acerca a la misión, porque descubrimos que todo lo que venimos a hacer al mundo, está relacionado con lo que nos hace felices. Muchas veces la sociedad castigará o criticará a quienes son felices cumpliendo con sus habilidades, puesto que la sociedad capitalista o comunista no comprende cómo alguien puede subsistir sin el esfuerzo natural al cual el humano está sometido; la idea siempre fue que había que trabajar con el sudor de la frente para lograr algo… pero todos bien sabíamos que eso sólo es una parte del aprendizaje, y que nuestro propósito no se logra con el sudor, sino con la alegría.
Las negativas son nuestros karmas, las cosas a las que nos enfrentamos que nos desagradan. Tener que trabajar en sitios a los cuales no le encontramos el propósito, estar en ambientes con personas que nos desprecian o desvalorizan, ayudar sin entender la razón, sufrir una vida de constantes pérdidas o separaciones… todos estos aspectos negativos a corto plazo, son positivos a largo plazo… es lo que podemos llamar: la preparación. Estar en situaciones feas, encasilladoras, en trabajos sin entendimiento, todo esto nos hace aptos para enfrentar las adversidades que comprenden nuestra misión. Debemos estar atentos a ello, pues nos servirán de mucho al hacerlo consciente… piensen: ¿qué saco yo de esta situación? ¿Qué he de aprender de esta experiencia? ¿Qué me aporta este trabajo o relación?
Todo es un aprendizaje constante y una preparación para el cumplimiento de la misión… pero lo más loco de este cumplir… es que no importa si eres consciente de haberlo hecho.
Claro está que cuando uno es consciente de sus propósitos, nos vemos ya en un plano evolutivo más flexible, más sutil. Saber cuál es la misión individual es importante para nuestra realización como individuos.
¿Es bueno saber cuál es mi misión?
Deben de tener en cuenta los aspectos positivos y negativos de saber cuál es la misión.
Lo positivo, como dije: te posiciona en un nivel flexible de la evolución, en la que eres consciente de que todo lo que sucede te está preparando para esa función que has venido a realizar. Estás atento, y dispuesto a estas situaciones.
El lado negativo es que cuando uno reconoce su misión, está pendiente de su realización… y muchas veces eso le trae problemas. Querer que suceda ya, adelantar los tiempos, las acciones… llega la angustia y desesperación, pues las cosas no salen como se las espera, y así la frustración invade el cuerpo. Ve el contexto y se enloquece al ver la casi imposibilidad de su misión, y prácticamente termina por no cumplirla.
¿Entonces… cómo cumplo mi misión?
En realidad, la misión se cumple muy fácilmente: viviendo.
Despreocúpense de su misión.
Hace mucho tiempo, antes de nacer, todos, cada uno de ustedes, se reunió con un grupo de almas, seres, guías y maestros con los cuales debatieron su misión, ellos están ahí para ayudarlos en el cumplimiento de la misma… ¿cómo? A través de “deja vú”, de señales, palabras, películas, libros, carteles incluso… ¿cuál es mi punto? Que mucha gente cumple su misión y muere sin saber que la ha cumplido… sin embargo, hizo lo que tenía que hacer.
Es la nueva era un hervidero de ideales que estaban trabados, pero no por haber estado en el inconsciente colectivo, no se hacían.
Nuestra mayor herramienta hoy a diferencia de ayer, es que sabemos que existe una misión que hemos pactado cumplir. Cosa que antes no sabían, pero sin embargo, se cumplían por el inconsciente y subconsciente.
No importa cuál es nuestra misión, lo importante es estar atento a las señales que nos guían a su cumplimiento.
Piensen muy bien lo siguiente… hay muchos que se están conectando o que ya están conectados, y que entre los 5 años y los 20 años ya saben cuál es su misión, pero lo que no saben es que comenzará a concretarse a su 45 o 60 años de edad… mientras tanto pues… se frustran con la vida misma y entran en ira o melancolía. Por eso mismo, mi consejo es el siguiente: no vivimos para cumplir con nuestra misión… nuestra misión es vivir. Disfruten de cada instante de la vida, siendo conscientes de que sus vidas son un importante eslabón que han de mover. No se detengan a observar y buscar el propósito de su vida, simplemente vivan, estén atentos, y encuentren el propósito.
Es un dilema que ha estado vigente en la humanidad desde sus principios.
¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué rol cumplo en esta totalidad? ¿Qué importancia tengo en este universo, aunque soy tan pequeño?
Todos tenemos un propósito… cada semilla, ave, animal, cada humano, cada célula y estrella tienen un propósito por el cual existen. La existencia misma es un propósito: el movimiento; por más absurdo que parezca, el propósito que todos juntos tenemos, es el constante movimiento, nunca debe detenerse, nuestra misma naturaleza lo necesita, nuestros sueños nos impulsan en los momentos en que nos estancamos. Cuando la vida ha llevado a alguien a una monótona vida de oficina, de la cual sabe que no es su realidad, sus sueños son quienes muestran su propósito.
Nuestras habilidades, aquello en lo que somos buenos, nuestros hobbies, nuestras ideas, por más locas que sean, esos aspectos son los que están metidos en nuestra genética y personalidad, los cuales nos guían hacia nuestro propósito individual. Hay que hacer caso a aquello que sabemos y tenemos como habilidades, ellas son el camino hacia nuestra realización. La misión, no es un trabajo que cumplir, muchas veces podemos creer que nuestra misión puede ser dura, o algo que hemos pactado… pero en realidad, ella es nuestra propia realización como seres. En el proceso de realizar nuestra misión, la vida nos enseña las herramientas con las cuales la lograremos.
¿Cuáles son esas herramientas?
Tenemos dos tipos de herramientas para lograr el cumplimiento de nuestra misión: las positivas y las negativas. Ambas nos ayudarán.
Las positivas son las que mencioné antes: nuestras habilidades, nuestros hobbies, aquello que nos agrada o en lo que somos buenos. Esto nos acerca a la misión, porque descubrimos que todo lo que venimos a hacer al mundo, está relacionado con lo que nos hace felices. Muchas veces la sociedad castigará o criticará a quienes son felices cumpliendo con sus habilidades, puesto que la sociedad capitalista o comunista no comprende cómo alguien puede subsistir sin el esfuerzo natural al cual el humano está sometido; la idea siempre fue que había que trabajar con el sudor de la frente para lograr algo… pero todos bien sabíamos que eso sólo es una parte del aprendizaje, y que nuestro propósito no se logra con el sudor, sino con la alegría.
Las negativas son nuestros karmas, las cosas a las que nos enfrentamos que nos desagradan. Tener que trabajar en sitios a los cuales no le encontramos el propósito, estar en ambientes con personas que nos desprecian o desvalorizan, ayudar sin entender la razón, sufrir una vida de constantes pérdidas o separaciones… todos estos aspectos negativos a corto plazo, son positivos a largo plazo… es lo que podemos llamar: la preparación. Estar en situaciones feas, encasilladoras, en trabajos sin entendimiento, todo esto nos hace aptos para enfrentar las adversidades que comprenden nuestra misión. Debemos estar atentos a ello, pues nos servirán de mucho al hacerlo consciente… piensen: ¿qué saco yo de esta situación? ¿Qué he de aprender de esta experiencia? ¿Qué me aporta este trabajo o relación?
Todo es un aprendizaje constante y una preparación para el cumplimiento de la misión… pero lo más loco de este cumplir… es que no importa si eres consciente de haberlo hecho.
Claro está que cuando uno es consciente de sus propósitos, nos vemos ya en un plano evolutivo más flexible, más sutil. Saber cuál es la misión individual es importante para nuestra realización como individuos.
¿Es bueno saber cuál es mi misión?
Deben de tener en cuenta los aspectos positivos y negativos de saber cuál es la misión.
Lo positivo, como dije: te posiciona en un nivel flexible de la evolución, en la que eres consciente de que todo lo que sucede te está preparando para esa función que has venido a realizar. Estás atento, y dispuesto a estas situaciones.
El lado negativo es que cuando uno reconoce su misión, está pendiente de su realización… y muchas veces eso le trae problemas. Querer que suceda ya, adelantar los tiempos, las acciones… llega la angustia y desesperación, pues las cosas no salen como se las espera, y así la frustración invade el cuerpo. Ve el contexto y se enloquece al ver la casi imposibilidad de su misión, y prácticamente termina por no cumplirla.
¿Entonces… cómo cumplo mi misión?
En realidad, la misión se cumple muy fácilmente: viviendo.
Despreocúpense de su misión.
Hace mucho tiempo, antes de nacer, todos, cada uno de ustedes, se reunió con un grupo de almas, seres, guías y maestros con los cuales debatieron su misión, ellos están ahí para ayudarlos en el cumplimiento de la misma… ¿cómo? A través de “deja vú”, de señales, palabras, películas, libros, carteles incluso… ¿cuál es mi punto? Que mucha gente cumple su misión y muere sin saber que la ha cumplido… sin embargo, hizo lo que tenía que hacer.
Es la nueva era un hervidero de ideales que estaban trabados, pero no por haber estado en el inconsciente colectivo, no se hacían.
Nuestra mayor herramienta hoy a diferencia de ayer, es que sabemos que existe una misión que hemos pactado cumplir. Cosa que antes no sabían, pero sin embargo, se cumplían por el inconsciente y subconsciente.
No importa cuál es nuestra misión, lo importante es estar atento a las señales que nos guían a su cumplimiento.
Piensen muy bien lo siguiente… hay muchos que se están conectando o que ya están conectados, y que entre los 5 años y los 20 años ya saben cuál es su misión, pero lo que no saben es que comenzará a concretarse a su 45 o 60 años de edad… mientras tanto pues… se frustran con la vida misma y entran en ira o melancolía. Por eso mismo, mi consejo es el siguiente: no vivimos para cumplir con nuestra misión… nuestra misión es vivir. Disfruten de cada instante de la vida, siendo conscientes de que sus vidas son un importante eslabón que han de mover. No se detengan a observar y buscar el propósito de su vida, simplemente vivan, estén atentos, y encuentren el propósito.
Seguiré insistiendo:
"...no vivimos por nuestra misión, nuestra misión es vivir…
...no busquen el propósito de su vida, encuéntrelo en el vivir..."
Matías De Stefano
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