Sábado por la noche. Me pillé la mano con la puerta de la cocina (soy muy propensa a los accidentes domésticos: soy sagitario y no tengo “conciencia de pericuerpo”). Me presenté sola en el hospital de Sant Pau
porque mi compañero se quedaba a cuidar de mi hija. Me pasaron a la
sala de espera. Allí había una niña, venga a llorar. Le pregunté su
edad. Tenía 18 años, estudiaba en Barcelona, tenía una otitis.
Llevaba dos horas allí. Su familia estaba en Girona. Yo sé que las
otitis duelen muchísimo, he pasado alguna. Pero creo que también lloraba
porque estaba asustada y sola. Me presenté antela enfermera. Le dije
que por favor le dieran un calmante a esa chica. Me dijo que como
enfermera ella no podía administrar nada sin autorización del médico.
“¿Y dónde está el médico?”. “Ocupado, y aún puede tardar horas”. Y luego
me miró: “Tú eres escritora, ¿no? Escríbelo. Cuenta cómo está la
situación”. Y eso he decidido hacer.
Vamos a aclarar las cosas. No están haciendo recortes en sanidad porque la cosa esté así de mal, sino porque la sanidad es un gran negocio, y si se privatiza, al estilo de Estados Unidos, muchos se van a hacer multimillonarios.
Se podría recortar de muchas otras partidas.
Los toros se subvencionan: las fiestas taurinas nos cuestan 564 millones al año en subvenciones.
Los clubes de futbol también, de forma indirecta. Deben 750 millones a Hacienda y 11 millones ala Seguridad Social. De hecho, la UE ya ha propuesto investigar al fútbol español por presuntas ayudas del Estado.
Se podría eliminar los sueldos y pensiones vitalicias
y prohibir por ley que los expresidentes cobren de la empresa privada a
la vez que disfrutan de su pensión vitalicia: González y Aznar siguen
sin renunciar al sueldo de 80.000 € mientras reciben altas retribuciones de Gas Natural y Endesa, por ejemplo.
Se podría prohibir que un político cobre del Estado y de la empresa privada: Acebes cobra del Congreso y de Iberdrola, por ejemplo.
Se podría recortar sueldos de cargos políticos. Si un ciudadano tiene que cotizar 35 años para percibir una jubilación,
no veo por qué los diputados lo hacen a los siete, ni por qué no
tributan un tercio de su sueldo del IRPF, como hacemos los demás.
Se podría endurecer las penas contra el fraude fiscal. El 72% de este fraude proviene de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, y dela banca. Ahorraríamos90.000 millones de euros.
Se podría eliminar el concordato con el Vaticano. El ahorro final estaría entre los 6.000 y los 10.000 millones
de euros. Jesús predicaba la pobreza, y la Iglesia se debe mantener
mediante las aportaciones de los fieles, como ya dijo el propio san
Pablo.
Esa niña que lloraba en urgencias podría ser su
hija. Peor aún, usted podría padecer leucemia. Y si la padeciera, un
seguro privado no le ayudaría, porque los mejores especialistas están en
la Seguridad Social. Lo sé porque se trata de una enfermedad que he
vivido de cerca.
Usted que me lee: tome conciencia, por favor. El fútbol es un
negocio. Los toros, una tortura. Los gastos del Congreso, un lujo
innecesario. Las pensiones vitalicias, una enorme falta de ética. La fe
es una opción. Pero la salud es un derecho.
Resulta evidente que el problema se encuentra en la depedencia de la Justicia de eso que llaman Poder Ejecutivo. Si aquella fuese independiente aplicando el art. 14 de su Constitución se acabó el turrón. Y así todo. Un compadreo para el robo y el latrocinio.
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